La capital catalana reforzará su inversión en vivienda para este año
idealista.com
Custodio Pareja
La capital catalana reforzará su inversión en vivienda para este año. El consistorio de Ada Colau ha aprobado en Pleno el presupuesto municipal para el 2021, que, con 3.253 millones de euros, es el más elevado de la historia de la ciudad. El ayuntamiento de la ciudad destinará casi 350 millones de euros a vivienda y urbanismo, así como a la compra de nuevos edificios para destinarlos a vivienda pública.
En general, los recursos de estos nuevos presupuestos se destinarán a incrementar la respuesta social a la crisis generada por el covid-19 y a impulsar la recuperación y la reorientación de la economía de la ciudad.
En el apartado de la vivienda, el acuerdo prevé destinar 140,2 millones de euros a la partida de vivienda y urbanismo, que se centrará en la puesta en marcha de nuevas promociones residenciales para sumar a su parque de vivienda.
Por otro lado, el consistorio destinará 192,7 millones de euros a invertir en ladrillo. De estos, 50 millones de euros se irán a la compra de viviendas en Barcelona y priorizará la adquisición sobre plano del 30 % de los pisos de protección de promociones privadas para incrementar el parque público.
Además, los presupuestos acordados contemplan 26 millones para rehabilitar y mejorar equipamientos escolares, y 30 millones más en inversiones para los distritos (2 por distrito, más 10 a repartir en función de la población y la renta).
Otras mejoras para la ciudad
Además, el Ayuntamiento de Barcelona creará un fondo de inversión de 20 millones para el apoyo a la rehabilitación energética y la instalación de placas fotovoltaicas, otro de 30 millones para adquirir y/o rehabilitar edificios singulares de la ciudad que puedan convertirse en viviendas o acoger actividades económicas; además de otro fondo de 20 millones para ayudar a la reapertura de locales como hoteles o restaurantes.
El consistorio aportará también 7 millones para mejorar el alumbrado y seis millones para adquirir bajos de locales de Ciutat Vella, donde la caída del turismo se ha notado más, que después se sacarán a concurso para su explotación económica en régimen de alquiler.